Proyecto Complejos



Mi cuerpo ha sido la cárcel en la que más tiempo he pasado. 
También he pasado muchas horas delante de un espejo. 
Cuando bailo no pienso y, a veces, necesito no pensar. 
No pensar, en una cárcel, es muy complicado.

Me miro al espejo y pienso que si fuera más ligera, si fuera más delgada, si fuera todo lo que se espera que una bailarina sea, quizá, dibujaría mejor los movimientos invisibles que abrazan el aire. 
Quiero convertirme en aire. 
Entonces dejo de comer, me miro al espejo y lloro.
Es casi un ritual.

No como, me miro al espejo y lloro.

No como y lloro -y no comer da muy mala hostia-.
Sigo encerrada en esta cárcel de piel y huesos
y de mala hostia.

Me doy asco.
Me miro al espejo y lloro. 
Paseo por mi cárcel particular,
hablo con gente y dicen que estoy enferma, 
sin embargo, para mi es más fácil decir que estoy gorda a que estoy enferma.

Un día papá me ve llorar. 
Otro día mamá me dice que no habrá más clases de baile si dejo de comer. 
Otros días me encierro en el baño de los vestuarios para cambiarme, llorar y que nadie me vea.
Hasta que un día -agotada por las constantes palizas de hambre y las horas frente al espejo-
mi cuerpo dice basta.

Dejo de pensar,
tengo la sensación de que el problema no está en mi cuerpo si no en mi mente.
Siento que, realmente, no me odio, que mi cuerpo es lo único que me acompaña cada día, que resiste horas de trabajo, estiramientos, coreografías interminables, pasos por limpiar, piruetas sin equilibrio... 

Quiero comer.

Como, me miro al espejo y sonrío. 
Tengo un nuevo ritual.

Entonces mi cárcel, empieza a convertirse en otra cosa. Comienzo a cuidarme cada día, agradezco esta piel, mis manos torpes, mi barriga nunca plana, mis rodillas llenas de cicatrices, mis ojos rasgados... me permito verme mal y también disfruto de verme bien. 

Como, me miro al espejo y sonrío, 
ya no estoy de mala hostia,
ya no vivo en una cárcel.

Mi cuerpo es el parque de atracción en el que más tiempo me gusta estar.
También me gusta pasar muchas horas bailando.
Cuando bailo no pienso y, a veces, necesito no pensar. 
No pensar, en un parque de atracciones, es una maravilla.


(Proyecto Complejos de Lucía Bailón)

Un beso ahora, en este momento pero en otro lugar.


Un beso ahora, en este momento pero en otro lugar. Quizá en tu cama. Mirándote. Notando cómo se queda tu olor en mi cuerpo. Sabiendo que mañana querré volver a verte. Quitándome las ganas y no acabando nunca.
Quiero besarte y olvidarme de mis pecas, esas que enseñé a quien no les daba valor.  Quiero besarte y ser menos mía, más tuya. Quiero besarte y no pensar, siempre que no pienso me dejo llevar y me siento bien. Quiero besarte y olvidarme de las cosas que han pasado, inventando nuevas contigo. Quiero besarte y sentirme en otra ciudad, con costa y otro clima. Quiero besarte y no saber que estación del año es por que a tu lado siento calor. Quiero besarte y no conocerte del todo, lo justo para seguir pensando que esto es una locura. Quiero besarte y besarte y volverte a besar.
Un beso ahora, en este momento pero en otro lugar quizá.

Un placer tenerte en mi piel, espero que hayas disfrutado.

Cuando morí no sentí pena.



Cuando morí no sentí pena. Tampoco dolor, ni agonía. Quizá me faltó algo de esperanza...
Sin embargo me dejé llevar cómo las hojas que al caer de los árboles son arrastradas por el río. Me dejé llevar por ti y por tu afición por hundirme, me entregué a tu manera de hacerme daño como una niña que cree que la magia es la que describen los libros y no lo que sucede en el interior de las personas.
Tenías razón.
Merecía morir.
Merecía este dolor en el pecho, estos cuchillos que yo misma había afilado.
Por eso al morir no sentí pena, porque nadie siente pena por el castigo que se da a los culpables.
Y así me declaro: culpable.
Culpable de todas las veces que te he querido.
Culpable de la necesidad de sentirte bien.
Culpable del dolor, del cual me arrepiento como si aún hoy pudiera remediarlo, como si hubiera posibilidad de revivirme y cambiarlo todo.
Pero ya no.
Ya es tarde.
Y ahora que estoy muerta y no siento pena solo espero que haberme matado haya sanado el dolor que crees que te causé intencionadamente.

De qué estoy hecha.



Yo no me cuento lo que me sucede.
No tengo por costumbre hablar de lo evidente.
Lo evidente está ahí, todos lo veis.
Ahora, por ejemplo, veis mi dolor.
Y hay días, como hoy, que me apetece quedarme ahí. Conmigo. Contándome lo que me sucede, por evidente que parezca, hablándome, acariciándome las heridas, siendo observadora de mis propias acciones y recordando la vida que me gustaría olvidar.
Un vez una persona a la que quería mucho me abrazó mientras lloraba y me dijo que a veces había que romperse para saber de qué estábamos hechos.
Yo creía saber de qué estaba hecha.
Con catorce años devoraba más libros de teatro que bocas ajenas y me gustaba dármelas de lista consumiendo literatura para adultos.
Entonces entendí que yo estaba hecha de la materia de los sueños y que mi nombre era todo lo que me definía.
Ahora ¿Dónde están mi sueños? Veo los pedazos pero no encuentro mi materia, veo los pedazos de algo que está roto pero no tengo muy claro de qué estoy hecha.
Quizá no estoy rota, simplemente estoy sin acabar.

Un placer tenerte en mi piel espero que hayas disfrutado.


Que se llame como tu.



El día de hoy se presenta cómo algo difícil.
Mi cuerpo parece un campo de batalla en el que ya no quedan supervivientes.
No consigo encontrar un buen motivo para salir de mi comodidad. Quiero atarme a la cama y fundirme con la tranquilidad que respiro. Así que pospongo el invierno y retraso la alarma diez minutos más. Me quedo en mi eterno verano imaginario, entre el edredón y las ganas, destruyendo realidades y edificando sueños. No puedo dejar de pensar en las cosas que no serán. Me he imaginado tantas veces cómo sería besarte que creo tengo tu sabor en la boca...

Rememoro una y otra vez conversaciones y situaciones que no han sucedido. Imagino cómo sería comerte, cómo sería mirarte a los ojos y contarte que te hago de noche, que me gustas desde que te conozco de verdad, que eres mejor de lo que imagino... A veces sólo quiero estar contigo por el placer de tú compañía y no sabes el miedo que me da... el salto mortal que eres y las ocasiones en las que me gana ser cobarde...

De momento he reunido la fuerza suficiente para salir de la cama, dejar a un lado el cansancio y hacerme un té para la garganta. Hay cosas que sí se pueden arreglar.
También bebo café: del que no te gusta porque eres un chico de coca-cola. Aún no sé con mucha seguridad qué es un chico coca-cola pero si los fabrican en serie, quiero uno para navidades, que toque la guitarra y se haga arte.
Que se llame cómo tú.

Hora de ducharme. El agua fría sobre el cuerpo caliente. Mis ganas de ahogarme y deshacerme de todos vosotros, para quedarme con él. A solas. O con todos mirando, me da igual. ¡Mirad! ¡Mirad si queréis! Disfrutad de todo lo que he callado. Porque el día que sucedamos os vais a enterar de todos modos, habrá un terremoto o una plaga de niños naciendo o una multitud retransmitirá una orgía para hacernos la competencia, o un volcán se apagará para siempre... de verdad, es que no sabéis lo que tengo dentro, no sabéis lo que me mata su nombre...

No quiero ni follar con él, quiero besar todo su cuerpo, quiero contar sus lunares, quiero que me aparte el pelo para verme mejor y que me haga el amor cómo si viese el universo en mis clavículas, quiero.. quiero que el mundo se una a mi amor.
Qué indecente y qué valiente me creo en mi cabeza y qué correcta soy ¡joder! Pero es que no el conocéis, no sabéis que sus ojos violan cualquier pensamiento, que yo firmaría mi sentencia de muerte si me dejase dormir en su espalda o meterle mano, en el metro, en los columpios o en el ascensor... Que me daría igual que nos pillasen los vecinos, la policía y los bomberos.
Que cuando acorta mi nombre me tiembla todo, que cuando habla gallego se me eriza la piel... De verdad es que llega un punto en que me consume...

Suena la música y he olvidado los pasos. Mi deseo no se ha ido con la ducha que acariciaba mi cuerpo, sigue en mi, sigo en él. Sigo siendo cobarde, sigo sin tener el valor de llamar a su puerta, sigo siendo la misma imbécil que se levantaba pensando en el amor...
Ojalá que estas navidades encontréis un amor así, ojalá alguien os cambie la vida tanto, ojalá os corresponda, ojalá consiga valor...

Estas navidades sólo quiero un chico coca-cola, uno que se llame cómo tú.

Un placer tenerte en mi piel, espero que hayas disfrutado.


Bailo con mis errores.



Soy un conjunto de deseos que acaban en tu boca y
mis ojos de gata maúllan como si todo pudiera suceder esta noche.
Tu risa conjuga con mis ganas y sigo fingiendo que conozco las canciones que están sonando.
Quiero inventarme pretextos para hablar pero no puedo destruir todo lo que no tenemos. Por eso te bailo cerca y escucho las palabras que regalas a otros.
Has hablado de mí, has rimado mi nombre con otras chicas y eso ha eliminado la poca magia que tenemos por ser unos completos desconocidos.

Ya no quiero deshacerme en tus labios.

Y aunque desnudas mis pensamientos dejando mi cuerpo intacto,
bailo con mis errores y suplico que esta noche acabe.

Un placer tenerte en mi piel, espero que hayas disfrutado.

Rascacielos para suicidas.



Nos tocamos y parece que estoy partiendo el mundo con mis uñas. Estoy cometiendo un pecado mortal, un acto suicida, un impulso de violencia.
Mi boca es el centro de protesta y yo sigo muda ante el acto involuntario de querer tenerte.

Esto es peligroso.

No puedo estar en la misma habitación que tú y no quererte a segundos de mi.

Repito: esto es peligroso.

No lo digo yo lo dicen la ciencia y la filosofía, la moral y la biología.
Dos seres tan químicamente heridos no pueden detenerse en la piel por tanto tiempo.

Mi deseo se adelanta a la idea y ya solo siento tus huellas dactilares dibujando mi cuerpo.

El mundo se está destruyendo y yo me estoy matando.
En la radio nadie alerta sobre la bestia, sigo pegada a tu lengua y no soy capaz de pulsar la tecla esc. Tengo que huir de esta catástrofe profesional, pero lentamente en tu boca estoy teniendo el mejor orgasmo de toda mi vida...

Un placer tenerte en mi piel, espero que hayas disfrutado.